Durante 67 años Nelson Mandela dedicó su vida al servicio de la humanidad, como abogado defensor de los derechos humanos, como preso de conciencia, trabajando por la paz, en contra de la segregación y como primer presidente elegido democráticamente de una Sudáfrica libre. Fue calificado como “ícono mundial de la reconciliación”.
Hoy se cumplen 97 años de su nacimiento y entre sus lecciones de humanidad, destacamos que ante su salida de la cárcel, cuando muchos apostaban por la violencia, él buscó la reconciliación en un país dividido. Demostró que un gesto de perdón puede más que mil discursos.
Lo que vivió Sudáfrica a partir de su liberación y a través de sus reiterados gestos de paz fue producto de un alma grande, que supo mirar por sobre los odios, los intereses personales, sus miserias y errores.
Nelson Mandela le deja la vara alta a la humanidad. Nos ayudó a ser algo más humanos, más fraternos y más justos.
Para alejarnos de una visión intolerante, de convivencia en donde quien no piensa como nosotros se construye como enemigo, recordemos el legado de Nelson Mandela y su vida dedicada a superar las diferencias.
Hoy se cumplen 199 años de la declaración de la Independencia.
Después de casi 200 años, ¿cómo la entendemos?
La independencia no es únicamente una declaración hecha en un momento histórico, sino que se construye cada día, como proyecto de sociedad. Es sinónimo de soberanía, asumiendo como sociedad independiente la responsabilidad de cuidar y preservar los recursos que en este territorio se encuentran, de la mejor manera para el bien de toda la comunidad actual y futura.
La independencia es libertad: para disfrutar de los derechos que emanan de nuestra Constitución, pero también para cumplir con las obligaciones de ciudadanía con absoluta responsabilidad.
Cada 9 de julio se nos plantea la necesidad de superar estrecheces personales, partidarias y sectoriales para una sociedad desarrollada, con equidad e igualdad.
Nos acercamos a una época de elecciones y es también un momento en donde reflexionamos sobre las figuras que nos marcaron desde la política, la gobernabilidad y los ideales.
Hoy queremos recordar el aniversario del fallecimiento de Hipólito Yrigoyen, el primer presidente electo por sufragio universal masculino y secreto gracias a la vigencia de la Ley Sáenz Peña.
Así fue como la Unión Cívica Radical inaugura una nueva etapa de funcionamiento político y transformación institucional que alcanzó al Poder Ejecutivo llevando a cabo la fundación de YPF, la creación del Banco Central Estatal y moneda nacional, entre otros.
En su segundo mandato, fue removido de su cargo por un golpe comandado por el General José Félix Uriburu.
Ahondando un poco más en la historia, seis meses antes de morir había estado detenido por segunda vez, en la isla Martín García. El gobierno de Justo lo acusó de subversivo y lo envió a la cárcel cuando tenía algo más de 80 años. Por esos días otra pena lo aquejó: la muerte de Uriburu, su enemigo. Reconoció ante sus íntimos que la noticia lo afectaba.
Nuestra sociedad ha sido y será un escenario de debate permanente; las plazas, calles y edificios conservan las huellas de una historia convulsionada. El ejercicio de la historia nos permite renovar y revisar el panteón de nuestra patria y nos ayuda a reflexionar sobre la trayectoria de los hombres y mujeres que fueron parte de nuestro pasado... y en todos los casos revisar sus aciertos y errores para superar diferencias e integrarnos más como Nación.
